La lista que se muestra a continuación ha sido elaborada sin fundamento alguno, sin base académica ni histórica, apoyada únicamente en la subjetividad y el escaso criterio de la autora. Los enunciados surgen a raíz de juicios intuitivos sobre la manera en que un creador (director o guionista, o las dos cosas juntas) decide acabar su película.
1. Como un conductor borracho
Una película que acaba en tragedia, normalmente con la muerte del protagonista, porque el director no sabe a dónde quiere llegar, o no sabe cómo cerrar, pero se siente confiado: “yo controlo”. Suele matar al protagonista por la puta cara para conseguir un final impactante y esto hace que la película entera (que a lo mejor iba bien) se estrelle.
Ejemplos: (y estos dos primeros ejemplos son spoilers) ‘One day’, Lone Scherfig. / ‘Stockholm’, Rodrigo Sorogoyen.
2. Como el exhibicionista de la gabardina
El director/guionista se cuida mucho de mantener el misterio, oculta algo importante, lo oculta con esmero, y nos hace disfrutar y sufrir durante el desarrollo de la trama. Queremos ver algo, y lo sabe. Por eso, al final no tiene reparos en enseñar su miembro para que todos digamos: ¡Oh! Lo que finalmente puede desencadenar tres posibles reacciones en el espectador: la admiración, el espanto, o la decepción. Es por eso que este tipo de películas suele dividir al público.
Ejemplos:
‘Magical Girl’, Carlos Vermut .
‘La mejor oferta’, Guiseppe Tornatore.

3. Como si el final importara ocho que ochenta, pero hay que ponerle un final porque esto se tiene que acabar
El desenlace no tiene mucha relevancia. Se nota que el director tampoco busca el golpe de efecto. El peso de la película recae en su desarrollo, en las imágenes, en su poesía, en el magnetismo y la profundidad de los personajes. Suelen ser películas coñazo para la mayoría de mortales.
‘Solo los amantes sobreviven’, Jim Jarmusch.
‘Boyhood’, Richard Linklater.
‘Lost in Translation’, Sofia Coppola.

4. Como si estuviera escrito en la Biblia
Todo termina como tú sabes, porque siempre ha sido así y así lo enseñan en las escuelas de cine, pero te la tragas un día de pereza mental (porque no todo va a ser Godard y Lars von Trier). Suelen ser películas para todos los públicos, películas de “buen rollo tío”. Ejemplos:
‘LOL (Laughing Out Loud)’, Lisa Azuelos.
‘3 bodas de más’, Javier Ruiz Caldera.

5. Como comiendo perdices
Por imposible que parezca todo se resuelve, los sueños se cumplen y los peces beben en el río. Ejemplos:
‘Una jaula de grillos’, Mike Nichols.
‘Intocable’, Olivier Nakache, Eric Toledano.

6. Como si salvar la humanidad de verdad importase
Vamos a morir todos por cualquier amenaza: meteoritos, alienígenas, plagas, zombis, explosiones nucleares o políticos. Y hay un grupo de insensatos que finalmente consigue convertir el planeta Tierra en un lugar seguro. (Suelen ser películas basadas en cómics). Ejemplos:
‘X-men: Primera generación’, Matthew Vaughn.
‘V de Vendetta’, James McTeigue.

7. Como las caras de Bélmez
Películas que son un misterio plasmado sobre un muro de piedra: no tienen lógica pero todo tiene su base. Esto hace necesario el intercambio de ideas para recomponer la película después del visionado. Sesudas y construidas minuciosamente, hay que estar muy atento al desarrollo de la película para no quedarse a cuadros. Ejemplos:
‘Coherence’, James Ward Byrkit.
‘Origen’, ‘Interstellar’, y todas las de Christopher Nolan que no sean Batman.

8. Como el Rosario de la Aurora
Mal acaba lo que mal empieza (aunque hay catástrofes gloriosas). Ejemplos:
‘Kill Bill: Volumen I’ (y Volumen II), Quentin Tarantino.
‘La comunidad’, Álex de la Iglesia.
‘Battle Royale’, Kinji Fukasaku.

9. Como si estuviera patrocinada por Kleenex
Películas que te dejan hecho un gurruño, puta bida, tete.
‘Los puentes de Madison’, Clint Eastwood.
‘Despedidas’, Yojiro Takita.
‘El pianista’, Roman Polanski

10. Como si estuviera patrocinada por Dodot
Esto no termina después de los créditos, andarás cagado una semana.
‘Ringu’ (The Ring), Hideo Nakata.
‘El resplandor’, Stanley Kubrick.

11. Como el fuking master
Películas perfectas o repletas de imperfecciones, con finales certeros, sugerentes, escalofriantes, sublimes o sutiles. En definitiva, películas que consiguen emocionar al espectador de principio a fin, de cualquier género, estilo o época (aquí también pueden incluirse películas anteriormente citadas, claro). Ejemplos:
‘Whiplash’, Damien Chazelle.
‘Amarcord’, Fellini.
‘Un amor de juventud’, Mia Hansen-Love.
‘Cisne negro’, Darren Aronofsky.

Artículo publicado en Novemagazine